He aquí algunos conceptos erróneos sobre Agile a los que la creciente comunidad Agile sigue enfrentándose hoy en día.

Agile no es una metodología. 

Ante todo, Agile es una mentalidad. Gracias a sus valores y principios universales, la forma de pensar Ágil es la base de los métodos y marcos Ágiles que todos usamos hoy en día. 

Las metodologías ágiles nos ayudan a desarrollar la agilidad necesaria para adaptarnos al cambiante entorno organizacional y ofrecer un alto valor al cliente con mayor rapidez.

Agile no se aplica únicamente al desarrollo de software. 

Creado inicialmente por la necesidad de ofrecer valor en el sector del desarrollo de software, diferentes aspectos de Agile se extienden ahora a equipos multifuncionales y otras unidades de negocio. Además de mejorar los procesos y la eficiencia de la entrega, otra razón importante para la adopción de Agile en toda la organización es la transformación digital. Las prácticas ágiles permiten a los equipos de transformación digital priorizar el trabajo en función de los objetivos organizacionales y medir su entrega.

Agile está contribuyendo hoy en día a la gestión exitosa de productos de muchas  industrias, mercados y organizaciones de todos los tamaños.

Agile no es Scrum 

Agile no es Scrum, Kanban, o cualquier otro método o marco, para el caso. Hay una falsa suposición de que cada equipo Scrum hace la gestión de productos ágiles. Si bien eso puede ser cierto para muchos, no es cierto para muchos otros. 

Agile y Scrum son muy diferentes en su naturaleza. Agile es una mentalidad, un conjunto de valores y principios, que sienta las bases de muchos marcos populares. Scrum, por otro lado, es un marco de trabajo que cae bajo el paraguas de la filosofía ágil.

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